Con el objetivo de tener una visión de quien fue su compañera de fórmula en el trabajo en la prefectura llevamos adelante una entretenida entrevista con Cecilia Chacón.
¿Su ascenso fue ganado escalón por escalón, no trepó de un solo tirón verdad?
Así es. Empezó desde muy joven y escaló puestos por su capacidad, profesionalismo, la capacidad de tomar buenas decisiones y la gran visión de cómo llevar el desarrollo en su provincia. Empezó con la modernización de la electrificación, llevó la luz al 95 por ciento de la provincia.
¿Esta primera experiencia le ayudó a encaminarse a la Prefectura?
No cabe duda de eso. Nada es por asar todo su trabajo acertado es la suma del esfuerzo del trabajo y reconocimiento como un verdadero administrador que ha sabido comprender y combinar la necesidad de la gente con la complejidad del servicio público. La visión que facilita mirar más allá de lo que tenemos y eso es altamente positivo para dejar en un buen sitial a la provincia de Tungurahua.
¿Ese acercamiento desde la empresa eléctrica fue decisivo para su futuro como administrador público?
En toda su gestión fue un caminante que ha recorrido los sectores rurales más alejados. Y este estar con la gente e identificar sus demandas para favorecerlos primero ha sido una lógica de gran humanidad y de visionar la administración. Como Prefecto empató la lógica de una provincia electrificada y que necesita surgir económicamente y con la misma gente se define que una de las prioridades debería ser contar con un gran circuito vial y hablamos de más de 5.000 km en toda la provincia. Ahora tenemos que hacer mantenimiento rutinario y seguir completando el circuito intercomunitario.
¿Y por qué debe hacerse este complemento?
Por causa del aumento poblacional. Hace 20 años éramos 450.000 habitantes y hoy somos más de 600.000. Esto ha implicado el aumento de gente en zonas rurales y en las conurbaciones de la ciudad. Esto nos obliga a completar la acción y la modernización de la cosa pública.
¿Se deben resaltar dos aspectos en el Prefecto: visión y humanidad, lo primero por el Nuevo Modelo de Gestión y lo segundo por preocuparse por las necesidades de la gente?.
Hay que hablar de una clarísima influencia del contexto familiar de Fernando Naranjo. Siempre hace referencia a las virtudes de su madre que era una mujer muy buena y muy caritativa y a la visión estricta y formativa de su padre que era un hombre práctico que le enseñó que no hay que pelearse con nadie, sino que hay que sabe trabajar con todos. Y eso hace exactamente Fernando.
¿Por eso tiene esa condición humanista?
Esa condición lo volvió muy cercano a la gente y que esté muy empoderado de las demandas, de las necesidades y muy metido en el corazón del tungurahuense. Y lo otro es lo práctico para buscar la afinidad humana, buscar aliados y trabajar más articulada y coordinada.
¿Es difícil trabajar con la gente, cuál fue el ingrediente adicional que usó para lograrlo?
El valor propio de Fernando Naranjo es haber generado una visión de confianza, de transparencia y buena administración. Soy testigo en primer lugar de que el hombre tiene una memoria prodigiosa en cuanto puede recordar cuál fue el presupuesto de hace 18 años.
¿Y qué hay de la forma de invertir el dinero público?.
Tiene una consideración absoluta al pensar que la administración de los recursos no es plata de bolsillo, sino que es dinero de los tungurahuenses y hay cuidar celosamente cada centavo. De ahí que la política de Fernando haya sido en todos estos años la austeridad. Siempre tuvo ese criterio. Optimiza y hace crecer la plata. Jamás ha dejado de pagar ni a sus empleados ni a sus contratistas, aún en situaciones adversas.
¿Agua, trabajo y gente son los tres ejes del Nuevo Modelo de Gestión y dicen mucho de su gestión?.
Hay una virtud importante que proviene de la condición propia del tungurahuense que es buscar el cumplimiento de sus metas, a través de la consolidación de los grupos sociales. Es decir, nos gusta juntarnos y pensar en equipo. Por eso, este es el único Gobierno Provincial del país, que mira la participación ciudadana no como enemiga, no como estorbo, sino como una aliada para la planificación. Qué mejor que la gente pueda decir qué necesita y qué mejor que una autoridad que escuche y sepa cómo hacerlo.
¿Esta forma de trabajar crea la legitimidad de la autoridad que fue puesta allí por los votos ciudadanos?
Sí. La legitimidad es la que se gana todos los días con la confianza ciudadana. Y eso es lo que han hecho los parlamentos de agua, trabajo y gente que son el reflejo de la participación de los ciudadanos interesados de que sus demandas y necesidades tengan el cumplimiento de los gobiernos seccionales.
¿Fernando Naranjo es más discreto que otros políticos?.
Su personalidad es más sobria y seria, pero cuando se lo conoce se deja querer casi de inmediato. La gente lo abraza en las comunidades y él corresponde. Es más modesto, su espíritu es de corresponder más con trabajo y honrando el tiempo y la plata de la gente, como dicen los mayores.
¿Cuál es la moraleja que deja el puesto de Fernando Naranjo?.
Para las futuras generaciones, que el puesto no es para lucirse es de alta responsabilidad y compromiso. Es un espacio para a gente, desde la gente y con la gente. El mérito del Prefecto no solo es su cargo sino de haber gozado de la confianza, el cariño y la legitimación como un hombre de trabajo honesto y sincero con condición humana de buen tungurahuense.
¿Fernando Naranjo es uno solo y el próximo Prefecto no debe buscar llenar sus zapatos?.
Las próximas autoridades deben mirar a Fernando como ejemplo, con un estilo propio y sello personal para generar su propia legitimación. Como lo dice el mismo Fernando: hay que apegarse a buen árbol, pero no de mucha sombra porque debajo de la sombra tampoco crece nada