EL OLMEDO QUE NECESITA EL OLMEDO

Fue un personaje Luis Olmedo Albuja que aportó significati­vamente en el desarrollo del Centro Deportivo Olmedo para que llegara a alcanzar su primer siglo de vida. Riobambeño de corazón, este hombre contribuyó incesan­temente al equipo, pero el silencio con el que hacía las cosas quizá fue lo más importante y por ello llegó para quedarse en el corazón de muchos riobambeños.

Cuando joven, Luis Olmedo dejó el país en busca de mejores días y por un tiempo encontró en Pa­namá su hogar. “Ningún trabajo es afrenta” expresaba al relatar como laboró limpiando el canal de Pa­namá; tarea que a nadie agradaba, pero que él la desarrollaba encan­tado ya que el salario era vetajoso. Transcurridos varios años, decidió regresar a su tierra para luego tras­ladarse a Riobamba con su compa­ñera de vida, quién fue su “perfecta mancuerna”, pues con su sepulcral paciencia y dulzura hacía llevaderos los largos días de ausencia de su esposo todo con el fin de que las cosas marchen bien en su lugar de trabajo.

“Cada inversión busca su retorno” y velar por­que ese adagio se cumpla dentro de la empresa era la misión de Don Luchito, como cariñosamente se le llamaba. Vigilaba que las ventas respondan de acuerdo a la inversión ejecutada y también por el buen desempeño del equipo de trabajadores. Gracias a su fidelidad y el trabajo de marca que efectuaba junto con los trabajadores, siempre logró mantener altos estándares de cumplimiento dentro de sus obligaciones. Fue una persona muy activa y siempre respondió ante las necesidades de la em­presa y la ciudad.

Todos los vendedores y dueños de los comercios lo conocían y su carismática sonrisa elevaba el áni­mo de la gente que lo rodeaba. “No hay de que pre­ocuparse” “Lo vamos hacer” “Vamos a salir adelante” eran su frases predilectas. Fue siempre un hombre muy positivo y aquel buen temple transmitió a los dirigentes y jugadores del conjunto riobambeño.

En sus inicios, el Centro Deportivo Olmedo, con un conjunto todavía modesto, solicitó la ayuda de la empresa que representaba Don Luis Olmedo. Los dirigentes realizaron varios viajes para concretar un acuerdo que tuvo un final feliz, ya que gracias a la buena performance demostrada, esa alianza estra­tégica, muy conveniente para el club y la empresa, se mantuvo vigente por varios años.

Mientras él estuvo junto a Olmedo, nunca falta­ron los balones para los asistentes, ni los unifor­mes y las gorras para los jugadores; por años gene­ró trabajo dentro y fuera del Estadio Olímpico de Riobamba y siempre encontró la forma de apoyar al elenco riobambeño, factor difícil de encontrar hoy en día. Su tarea era tan importante que sus benefi­cios llegaban hasta la localidad misma. “Respaldar al equipo es respaldar a la ciudad”, dicen.

Eduardo Granizo, ex dirigente del Ciclón de Los Andes, califica a Luis Olmedo como “Un gran amigo; un gran apoyo; un buen ciudadano, quien sin ser riobambeño, se puso nuestra camiseta y festejó nuestros triunfos y lamentó nuestras derrotas en condición de representante de una empresa que siempre apoyó nuestra gestión. Muchas plantillas quisieron tener el respaldo de la cervecería, pero pocos fuimos los escogidos”, dice.

El directivo manifiesta que su relación fue estre­cha y que prácticamente les marcó el campeonato conseguido en el 2000. “Si Luis Olmedo estuviera vivo, seguro lamentaría la situación en la que se encuentra el conjunto que tanto trabajo costó ins­titucionalizar y mantener su base de jugadores. Seguramente estaría muy triste al ver la realidad actual del club”, reitera.

La bodega, lugar de trabajo de Don Luchito, era si­tio de reunión frecuente de varios jugadores que lo miraban como un apoyo en momentos acuciantes y siempre encontraban una solución a los proble­mas. Era una persona a la que le gustaba conversar con la gente; por varias ocasiones fue reconocido por la compañía como el mejor distribuidor del país, lo que era fruto de la apretada relación que logró con cada uno de los comerciantes y con la sociedad en general.

Pero el camino está lleno de piedras, dicen. En el 2000, para la premiación de Olmedo en el partido frente al Club Deportivo El Nacional, se preparó un operativo de marca nunca antes visto en la ciudad; camiones con un ejército de cervecería trabajaron en activaciones de puntos de venta y logística para el festejo.

Una vez que el partido terminó, llegó el momento de la celebración por la consecución de la Copa Pi­lsener, pero se pasó por alto un detalle importante, pues la indumentaria que vistió el campeón, era la que entregó el otro sponsor y lamentablemente fueron aquellas imágenes las que quedaron de re­cuerdo de tan memorable momento.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
💬 ¿Necesitas ayuda?
Bienvanido(a) a Revista Negocios
¿En qué podemos ayudarte?