Wilson ‘El Tejo’ Trujillo y Miguel Orna, fundadores de la barra Los Bullangueros, hablan de esta agrupación la más añeja del equipo riobambeño que anima a los jugadores desde 1976.
Ambos son buenos amigos. Unidos por el cariño al equipo. Comparten largas anécdotas y se autodenominan el ‘dúo dinámico’. Hasta hoy, Miguel visita a Wilson en su hogar y el tema preferido de conversación es el Olmedo. Confiesan casi haber perdido a sus esposas por estar pendiente del equipo y por ser fieles a su palabra de apoyar al ex-dirigente Eduardo Granizo.
SUS INICIOS
Wilson nació en 1954. Migró a los 4 años de Guaranda a Riobamba. Desde pequeño pedía a su padre ver los partidos de Olmedo. ‘Yo lloraba por ir al estadio’, comentó. ‘Estaba de metido pasándoles la pelota a los jugadores’. Así conoció a muchos de sus ‘ídolos’ y se ganaba abrazos al culminar los encuentros.
Miguel nació en el 56 y también acudía desde muy niño al estadio de la mano de su padre. En su memoria están los clásicos Olmedo vs Prado de los 60’. Su anécdota preferida es la de llevar comida a los jugadores, cuando fue conductor de transportes Chimborazo.
Primeras ‘bullas’
Cuatro personas iniciaron a alentar organizadamente a su equipo desde la general. Era el año 1976. Ellos eran Wilson Trujillo, Miguel Orna, Ángel Macao (+) y Edgar Rodríguez (+). Su empeño fue contagioso.
La equina de la Plaza Dávalos era el sitio de reuniones y allí fueron volviéndose hombres. Adoptaron el nombre de ‘Club de Hinchas’; luego de algunos años en el regreso del fútbol profesional a la provincia, en 1983, se bautizan como Los Bullangueros, mientras viajaban de regreso a Riobamba desde Esmeraldas.
LA SIRENA
Una gran bulla retumbaba en el estadio, era el ruido de la sirena desde la general, conseguida por Miguel Orna. Fue uno de los primeros instrumentos de acompañamiento que se usó en Esmeraldas. ‘Ángel Macao tenía en la esquina de la Plaza Dávalos su taller de mecánica. Allí vio una sirena desarmada, pidió a su primo que la afinara y la armara. El instrumento funcionó bien con una batería que Ángel les regaló.
A los hinchas les gustó mucho el sonido que llamaba la atención, por lo que mintieron a Ángel que se les había perdido. La mentira les duró poco: ‘en el siguiente partido en Riobamba volvió a sonar.
LA CAMPANA
En la barra se las ingeniaban para motivar a su equipo. Trujillo encontró en un terreno en Ozogoche “un diente de tractor” que sonaba duro como campana al golpear una piedra. Así empezó la melodía del ”tarantan tan…tarantan tan, tarantan tanta tan tan tan tantantan”, tarareó Don Wilson, tonada que se volvió famosa en los estadios donde juega el Olmedo.
El Sargento Moreno, hincha del Olmedo, les obsequió los casquillos de los cañones para hacer campanas. ‘Nos decían campaneros, eso no nos gustaba’, relató este pasaje de su historia el ‘Tejo’.
LA SOGA
‘Inventamos la soga olmedina, ‘era lo más hermoso’, dijo Trujillo; esta idea nació al ver los voladores y camaretas en las fiestas del Barrio Santa Rosa. Se contactaron con Manuel Pilco(+), quien realizaba juegos pirotécnicos en Guano, para que les fabricará la ‘soga olmedina’.
EL NOMBRE
Nació de un viaje a Esmeraldas donde Olmedo jugaba en la temporada del 83. En el estadio estaban los seguidores de los locales. Ellos brincaban ruidosamente sobre las hojas de zinc, pero los hinchas de Olmedo fueron preparados, va relatando Trujillo: ‘Teníamos la sirena, la campana y las soga. Era demasiada bulla, una vez que reventamos la soga los morenitos volaron por ahí’.
Por todo ello una hincha del equipo de casa mencionó ‘me voy aquí de estos bulliciosos’ describe Trujillo. Esto hizo que en el viaje de vuelta a casa vayan molestándose como bulliciosos y ‘pacheros’, que era un apodo, hasta que salió e nombre de bullangueros, donde inician su vida con este nombre que hasta hoy acompaña al ‘Ciclón’.
EL APOYO
‘Íbamos a pedir que nos colaboraran para el Olmedo’, recordó Miguel. Solicitaban dinero o comida a los amigos para proveerles de alimento y hospedaje a los fútbolistas.
Con tal de apoyar, Don Miguel fue a trabajar en 1989 tres meses como utilero, tras la salida de Soria. ‘Me veían todos los días en los entrenamientos, pensaban que no trabajaba. Me propusieron ser utilero, y dije, encantado’, relató las palabras de Eduardo Vinueza, presidente de ese entonces. El había sacado tres meses de vacaciones que los obsequió al equipo. Cuando le preguntaron cuanto quería ganar, respondió: ‘yo vengo a colaborar de corazón, por el Olmedo, nada‘.
Otro recuerdo tiene el ‘Tejo’ que al ver el entusiasmo de Los Bullangueros, Camilo Haro y Luis Ortiz donaron las primeras chompas celeste y rojo; Marcelo Pino, un bombo pequeño y Juan Cantos, otro bombo profesional; además, recuerda conmovido como las vendedoras de la Plaza Dávalos aportaban con dinero o alimentos, que servían en la segunda categoría.
GRANIZO AL FRENTE
Los Bullangueros habían pasado varios años alentando en el torneo de Ascenso. A finales de 1992 buscaron al nuevo Presidente del Club. Dieron su respaldo inicial a Galo Silva, comunicador local. Para esa ocasión ‘mandamos oficios, hicimos una propaganda tremenda, estábamos con bombos y platillos, compramos champán’, describió Wilson. La reunión se desarrolló en la Federación Deportiva de Chimborazo.
En ese acto aparecieron los señores Valdivieso, trabajador de la Cerámica y García, quienes propusieron que Eduardo Granizo fuera el Presidente del equipo. En medio de la conversación se les acercó Galo Silva, tras notar que algo sucedía, por lo que le conversaron de la nueva propuesta.
Luego de eso, Trujillo recordó las palabras de Silva: ‘para que vea que soy olmedista, depongo mi presidencia durante una semana, darémosles la oportunidad a nueva gente, si no hay nadie la próxima semana yo les acepto’.
Días después visitaron la casa del ‘arquitecto para invitarle a ser Presidente del club. ’No era amigo, yo sí dudaba, era partidario del señor Silva’, acotó. En la posesión de la Directiva recuerda haber entregado una camiseta de Olmedo de 30 centímetros. Comprometieron a Eduardo Granizo para ascender al equipo a la Serie B. El club pudo subir al año siguiente a la Serie B y rápidamente, en 1995 estar en la serie de privilegio del país, hasta obtener en el 2000 el cetro ce Campeón.
PEDÍAN EL MILAGRO
En el 2000 Olmedo logró ser campeón del balompié del país, pero antes de pensar la temporada los integrantes de la barra se encomendaron a la Virgen de Baños, tras realizar la peregrinación. Esta costumbre la iniciaron desde 1985 organizada por Miguel Orna.
Ese año el volcán Tungurahua comenzó activarse por lo que los caminos desde Riobamba a Baños estaban cerrados, pero no impidió para que 12 barristas emprendieran el viaje. Miguel narró que ‘nadie quiso irse, les mentí, les dije que saben que trabajo en el Consejo Provincial, y las vías están en perfectas condiciones’, pero en el camino los peregrinos vieron el mal estado y lo quisieron linchar.
En este año el equipo riobambeño ganó su única estrella y recordaron el acto de fe que hicieron para pedir ese milagro. ‘La Virgen como nos pagó este año, ese año Olmedo fue campeón ‘, contentó conversó Miguel.
NUEVOS TIEMPOS
Wilson y Miguel estuvieron presentes dando su apoyo en los peores momentos de la administración de Eduardo Granizo y Marcelo Pérez, en 2012. De igual forma acompañaron al ‘arquitecto’ en el 2015 para convencerle que regresara a dirigir al equipo. Granizo declinó su presidencia luego de ser electo en asamblea de socios del equipo. En la actualidad, pese a problemas de salud, siguen yendo al viejo Olímpico de Riobamba para apoyar a su querido Olmedo.