EL ENTRENADOR DEL CENTENARIO

Entrevista al estratega argentino, Ricardo Dillon, técnico de CD Olmedo, quien dirige al club desde finales de la primera etapa del 2018 cuando estaba en la Serie B, quien tiene la responsabilidad de dirigir en el año del centenario del club .

Su gusto por el fútbol viene desde su infancia cuando, en una cancha, cerca de la casa de sus abuelos, jugaba con sus amigos del barrio en el Atlético Argentino de la ciudad de Mendosa. Sus inicios como estratega fueron en el Spor­tivo Desamparados, donde ascendió a segunda división en dos ocasiones; también incursionó Estudiantes Río Cuarto, Gimnasio y Esgrima, entre otros.

A continuación la entrevista sobre su trabajo en el equi­po riobambeño.

¿Cómo se da el contacto para llegar a Olmedo?

Hubo muchas casualidades, relató. Era amigo del ‘Potro’ Muñoz y por medio de él conoció al Sr. Mantilla en un cam­peonato Sub-20 en el que Ecuador participó en Argentina. Este le manifestó la idea de trabajar en el país y le comentó que su hijo tenía un equipo, el Clan Juvenil, que no contaba con recursos económicos.

Un día le llamó la presidenta de Olmedo, Mayra Arguello, y le propuso dirigir al equipo. “No dudé… comenzamos a conversar; yo quería mostrarme y la presidenta un técnico para ascender. Tuve la suerte y la capacidad de hacer una dupla que terminó con el ascenso a la Serie A”, dijo.

¿Cuál fue la estrategia para subir a la Seria A?

Señaló que la presidenta quería un profesional que se jugara todo y a él no le servía venir para hacer una buena campaña; lo único que le valía era ascender. “Estar a 6 mil kilómetros de tu familia para pasar el tiempo no sirve; lo valioso es la motivación de mostrarse”, expresó.

Desde que arribó indicó a los futbolistas que estaba para hacer escalar al cuadro riobambeño. La disposición reglamentaria sobre el ascenso de cuatro elen­cos a la serie A, les dio mucho ánimo porque se ubicaban entre el cuarto y quinto puesto en la tabla de posiciones; incluso en el segundo en algún momento. “En ese instante, estuve seguro de que el ascenso no se nos podía escapar. Creo que si nos imponíamos a Fuerza Amarilla hubié­semos llegado segundos…”, aseguró.

¿Cómo estaba el club en su arribo?

Dillon conocía que el equipo no estaba bien. Cuando un conjunto se divide, señaló, es por egoísmo. En el instante en que un deportista solo piensa en él, se siente bien cuando actúa y mal cuando no lo hace. A su criterio, el primer objetivo que debe tener un plantel es la solida­ridad. “Aquellos miembros que están actuando son los que hacen ganar al equipo por lo que se les augura los mejores deseos. Anhelar el mal al integrante que no está actuando es negativo para el grupo”, expresó.

Cuando ingresé, sostuvo, fui claro en mi men­saje respecto a que no echaría a nadie. Poste­riormente el mediocampista Onofre Mejía se fue atraído por una mejor oferta y no podíamos negarle la chance de participar en Primera A; no podíamos cortarle las alas. Por su parte Andrés Mendoza, defensa central, no estaba conforme con lo que yo decía. Él intentó sumarse al cua­dro, pero encontró la incomodidad del día a día y tuvo que irse. Después de esto, el grupo empe­zó a manejarse positivamente hacia el objetivo trazado y lo logró.

¿Cómo encaró la temporada de Serie B donde hay altas y bajas en los resultados?

Cuando llegué ganamos 5 partidos y perdimos 4, señaló. Entonces me puse a analizar cómo re­accionaba el plantel si no conseguí la victoria. Y es que cuando un elenco sale victorioso, el juga­dor suplente no dice nada, pero cuando obtiene una derrota, quien está en la banca cree tener el derecho a protestar y aquello desestabiliza al clan.

Cuando perdíamos un partido empezaban las dudas y las recriminaciones. “Es ahí donde tuve que ordenar al grupo y encaminarlo a su objeti­vo para levantarlo. Luego de esos cuatro partidos frustrados, hubo una seguidilla de triunfos de siete cotejos hasta que caímos nuevamente uno y luego continuamos obteniendo victorias. “De los últimos 24 puntos sacamos 21, casi no fuimos derrotados, eso fue positivo”.

¿Cuáles fueron los objetivos para esta tempo­rada luego del ascenso a Serie A?

“Creo que soy el único que piensa que el ob­jetivo principal es mantener la categoría, pues primero hay que cuidar lo conseguido y luego seguir creciendo como club, situación que este año nos está costando”, señaló y añadió que si el conjunto se mantiene, posteriormente ya no le será difícil; lo siguiente, según el estratega, es la adaptación a los viajes y la dedicación a las inferiores y a la reserva. “Son muchas cosas que han tenido que pasar la dirigencia y el cuerpo técnico para ordenar y son muy difíciles”.

Señaló que al principio les atemorizaba contar con una reserva muy endeble, pero afortunada­mente tienen un grupo que la pelea; que debe ser formador y no resultadista. Opina que no sirve de nada tener una división campeona que no puede formar integrantes para ascenderlos. “Yo prefiero perder, pero que los jugadores estén creciendo deportivamente y poderlos utilizarlos en la categoría superior; el principal objetivo es mantener la categoría; estoy convencido que eso nos llevará a pelear por otras cosas”, dijo.

¿Cómo están los jugadores de las inferiores que aportan en primera?

Estamos felices, manifestó, veo mucho pre­sente y futuro en Fernández, Ochoa, Simbaña y Angulo; si mañana nos hace falta que ellos jue­guen, lo harán a la altura de la circunstancias; de hecho, Fernández ya actuó el año anterior en la Serie B; le tocó entrar en partidos difíciles y tuvo un buen desempeño. Él crece rápido por­que es humilde y escucha; lo mismo le sucede a Ochoa.

Por esta razón me preocupo de que los depor­tistas de reserva se formen táctica, física y men­talmente para cuando lleguen a primera, reiteró.

¿Cómo se armó el equipo con un presupuesto modesto?

Eligiendo jugadores que tengan hambre de gloria y para quienes lo económico sea secun­dario. Hay integrantes extranjeros que han veni­do no precisamente por el dinero, aunque, por supuesto, tienen su sueldo arreglado; han in­gresado porque tienen ganas de exhibirse para crecer.

Lo mismo ocurre con los deportistas grandes, quienes entran para poder estirar su carrera fut­bolística y mostrarse en primera; ese el caso de Nazareno, Triviño y Bolaños, quienes están en­señando que pueden participar en primera y esa es su motivación. “La manera de emparejarnos es con entrega, actitud y trabajo planificado. Co­nocemos a la perfección cómo juegan los rivales y transmitimos a los jugadores dónde están sus puntos débiles para poder ganar”, indicó

¿Que piensa del Equipo?

Dos cosas, dijo. La primera que tenemos que crecer como equipo e hinchada, como ciudad futbolística, llenando los estadios para influen­ciar en la cancha.

Lo segundo es que anhelaría quedarme mu­cho tiempo con Olmedo; no obstante, el tiempo llevo aquí lo he disfrutado. “Estaré eternamente agradecido con el cuadro si me va bien o mal o si estoy o no un tiempo más dirigiendo. Siempre voy a estar agradecido por la oportunidad que me brindó Olmedo”, concluyó

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