Para Fernando Naranjo Prefecto de Tungurahua, la amistad con Pepe Cuesta, fue sin duda alguna, un privilegio personal y familiar, que le permitió aprender más y validar muchas experiencias en la gestión profesional, se queda con muchos recuerdos y anécdotas, que no las cuenta y prefiere tenerlas en su corazón. La empresa familiar, según explica Naranjo, representa las características de los tungurahuenses de ser trabajadores y honestos, “es un reflejo de lo que queremos en nuestra tierra, de la condición que tenemos los que habitamos en Ambato y Tungurahua”, ratifica.
Su gestión privada, no solo era generar trabajo, sino impulsar el bienestar de sus colaboradores de forma incondicional, las acciones, dice Naranjo, las enfocó no solo en temas empresariales, sino en poder formar y educar a las nuevas generaciones, la Asociación Educativa Ambato y el prestigioso proyecto Colegio Atenas, confirman aquello. “Apoyaban cualquier emprendimiento de quienes estaban cerca de él tuve el honor de trabajar en una de las empresas del grupo y lo hice con el convencimiento de que era el empresario que no privilegiaba el recurso económico sino el desarrollo de todos, la relación jefe – amigo era una sola cosa, siempre aprecié esa condición de naturalidad con la que hablaba con absolutamente todos” asegura.
La calidad humana demostrada, será lo que permita que su memoria se mantenga, más allá de su partida, “Era su forma de ser y trabajar, eso no se encuentra frecuentemente, la ciudad y la provincia lo deben reconocer como Pepe se lo merece”, destaca Naranjo. Afirma que en el tema familiar y empresarial se le presentó muchas batallas, que eran diarias y buscaba siempre ser un ganador utilizando estrategia y sentido común, con optimismo y confiando en la capacidad de las personas que le rodeaban. “Destacó silenciosamente y fue un político a tiempo completo, reivindicando el tema de servicio a la comunidad, incluyendo los criterios de participación y responsabilidad general”, Naranjo recuerda que siendo concejal de la ciudad ofreció ayudar al cantón Baños, en una reunión con su alcalde, como muestra de una visión de mejorar el entorno como beneficio general y sin ningún egoísmo, sino con las ganas de servir más allá de una competencia.
Fernando tiene en su memoria acontecimientos de apoyo para su familia, determinantes de parte de su amigo, a tal punto que confiesa no haber podido agradecer los gestos con palabras, por lo que prefirió hacerlo a través de unas cartas donde dejó el sentido gesto de gratitud que corresponde a los hombres de bien.
Ahora luego de su partida, como legado, le queda el ejemplo y el respeto al pensamiento de terceros, “nunca escuché una crítica, siempre respetó a todos y sus opiniones por más contrarias a su criterio y esto, debe profundizarse en nuestra ciudad, él tenía un corazón muy grande y noble”, indica finalmente.