EDUARDO GRANIZO LUNA SE PUSO LA CAMISETA AL HOMBRO

SU VIDA DE ESTUDIANTE

El Arquitecto Eduardo Granizo nació en Riobamba el 2 de agosto de 1956, en una vivienda situada en las calles Juan de Velasco, entre Argentinos y Orozco. Allí pasó su niñez y parte de su juventud.

Estudió en la Escuela La Salle, la secundaria en el Colegio Pedro Vi­cente Maldonado y terminó sus estudios en Quito en el Colegio Militar Eloy Alfaro. Se gradúa en la especialidad de Físico Matemático. Entró después a la Escuela Superior Militar Eloy Alfaro, pero no concluyó. En la Universidad Central del Ecuador siguió Arquitectura y se graduó en 1985.

Confiesa que no pensó ser Arquitecto, pero cuando salió de la Es­cuela Militar Eloy Alfaro fue la única facultad que estaba abierta. Pesó el deseo de no perder el tiempo, pero sobre todo, superar el trago amargo de no haber cumplido el anhelo de ser militar.

Su especialidad en su juventud fue el atletismo, el lanzamiento del disco y la bala, y como en la escuela militar estaba en caballería, allí desarrollo su afición por los caballos.

AMISTADES

Entre sus mejores amigos están Patricio Montalvo, Patricio Haro, Armando Fierro, Ricardo Abdo, Diego Granda, los Hermanos Cedeño, entre otros. Se reunían en el parque Sucre sin citas previas. Llegaban entre 40 y 50 camaradas. Era una época romántica: los amigos no eran sólo compañeros del colegio, sino amigos de barrio de ciudad; amigos riobambeños de varios colegios que encontraban espacios para reu­nirse. El tiempo pasaba entre risas, vaciladas y tareas.

ANÉCDOTAS

A los 12 años, cuando el Olmedo estaba en la serie A, con los amigos inquietos en situación de pasar un rato divertido, llegaron a Cuenca en la parte posterior de un bus. Acompañaban al Ídolo, pero iban más bien en función de travesura que de verdadera afición.

Cuando era estudiante en la universidad se enfrentaron el Olmedo y la Liga de Quito. Era el Olmedo de Rangel, Cavagñari y compañía y la Liga de Polo Carrera. 30 riobambeños se convocaron y acudieron a la localidad de preferencia.

El partido inició. En una de esas jugadas el Olmedo metió un gol que hizo estallar el júbilo en los graderíos. Las barras gritaban. Con el paso de los minutos, el encuentro tomó un giro y el partido concluyó 6 a 1 en favor de la Liga de Quito. Los iracundos quiteños les dieron una senda naranjada a los alicaídos riobambeños.

VIDA PROFESIONAL

En 4° año de su carrera de Arquitectura abrió una oficina y empezó a trabajar de independiente. Asín se graduó. Su hermano mayor, Inge­niero Civil, lo invitó a participar en la construcción de los condominios Chimborazo, pero él vivía en Quito.

Regresó a su tierra natal para manejar ese proyecto. Su objetivo era quedarse unos días y volver a Quito, pero le salieron varios proyectos adicionales.

Su afición hacia el fútbol no estaba en su lista de prioridades. No le gustaba jugar, incluso con su jorga de amigos. Y si lo hacía era porque faltaba un jugador para completar el equipo. No era bueno para llevar el balón.

A finales de 1992, entre octubre y noviembre, ya vivía cerca de un año en Riobamba. Un amigo lo invitó a ver el partido del STAR Club vs Audaz Octubrino, que pugnaban por el ascenso a la serie B. Al ingresar miró una cantidad importante de aficionados en la tribuna, lo que trajo a su mente a C.D. Olmedo, ya que en lo poco que sabía de fútbol siempre su corazón se decantó por el Olmedo.

Fue ahí que se preguntó: ¿Qué es del Olmedo? Y la gente que estaba a su alrededor le preguntaba ¿Vos serás del Olmedo? Gonzalo García estaba entre los amigos que vieron ese partido.

LLEGADA AL OLMEDO

En diciembre de 1992 se realizaron llevan las elecciones en CD. Olmedo, con el antecedente que el club no clasificó siquiera a las finales provinciales para disputar ascenso. El STAR había crecido mucho y se encontraba en las finales para ascender a la serie B.

El sábado 5 de diciembre ocurrieron las elecciones. Entre los asistentes estaba Gonza­lo García, quien propuso al Arq. Eduardo Gra­nizo como presidente del club. Ese día Eduar­do se encontraba en Quito. Su afición por los toros lo había llevado a una corrida de fiesta.

Regresó a Riobamba el domingo a las 08:30. Fue al domicilio de Eduardo. Unas personas que hacían barras al Olmedo, con banderas y tambores, solicitaron hablarle. Tal fue la insis­tencia que su padre accedió ir a verlo al de­partamento. A las 11:00 estuvo con ellos, pero no conocía prácticamente a nadie.

Le comunicaron que el día anterior se dio la asamblea en el salón de la Federación De­portiva de Chimborazo y resolvió nombrarle presidente de CD. Deportivo Olmedo. Su sor­presa fue mayúscula. No sabía nada de fútbol, peor de la situación del club.

Les agradeció mucho, pero dijo que NO. Su padre opinó: “Mi hijo está recién llegado. Está trabajando yo he visto que los dirigentes del fútbol terminan sin familia, sin dinero, sin pro­fesión, sin nada. Así que les solicito de favor déjenle en paz, no insistan en algo que desco­noce, que no es su afición”.

Al medio día, Eduardo se reunió con unos amigos. Entre ellos estaban algunos hinchas, que le dijeron: “No pues como no vas a acep­tar, coge no más si te ha de ir bien”. Así ter­minó el domingo. Al día siguiente, a las 14:00, los tambores volvieron esta vez a la oficina. La insistencia era porque la Directiva debía pose­sionarse hasta las 18:00 en la AFNACH.

La desesperación era tal que le dijeron: “vea posesiónese y sino mismo desea seguir pone su renuncia”. A las 17:30 fue acompañado por los amigos que estuvieron en el partido del Audaz Octubrino y STAR Club, que también fueron elegidos como parte del directorio.

Ellos le dijeron: “ Vamos no más, ya qué va­mos a hacer”. El 7 de diciembre en la noche salieron en caravana a celebrar la posesión. Lo llevaron a las puertas del Colegio Maldonado. Allí dio un discurso improvisado. Lo primero que se le vino a la cabeza, entre broma y en serio, fue “llevaré al Olmedo a TOKIO”.

Antes se jugaba en ese país la final de clu­bes entre Europeos y Sudamericanos, ellos le regalaron una camiseta del Olmedo de es­critorio y les preguntó si tenían algo más. Le respondieron que nada, absolutamente nada. “No tenían ni estatutos del Club, ni los sím­bolos. Ni siquiera un lugar donde reunirse, ni papel membretado, ni sello para hacer algo”, recuerda Eduardo.

Eso lo desalentó, transcurrieron los meses de diciembre, enero, febrero y marzo y no hizo absolutamente nada. En abril los que lo pose­sionaron le preguntaron: “¿Arquitecto que hizo por el Olmedo?” Le contestó: “O sea nada, no sé qué quieren que haga o que se deba hacer”.

Le respondieron: “se debe hacer por las fiestas un partido amistoso con el Olmedo”. Les respondió: “Muy bien, pero ¿dónde están los jugadores?”. Finalmente le aconsejaron que él debía buscarlos.

El reto fue planteado. Se fue a Quito a buscar la ayuda de amigos militares. En ese trajín hizo el escudo del club con un cóndor y un círculo. En esos días lo visitaron dos jugadores que de­cían que eran del Olmedo y que quería seguir.

Se trataba del Arquero Ramírez e Imer Che­rres. El Nacional les prestó 20 jugadores, luego se concentraron en conseguir un DT. Pusieron los ojos en Vinicio Ron y éste accedió gustoso.

Tal fue la fortuna que todos sus ex compañeros esta­ban en las fuerzas especiales e hicieron demostraciones en aviones y avionetas. Se lanzaron en paracaídas, armaron un espectáculo y el encuentro deportivo fue contra el Club Deportivo el Nacional. El estadio se llenó y la entrada fue gratuita. Los aficionados salieron contentos.

1993

EL EQUIPO PARA CAMPEONATO AMATEUR Y ASCENSO

Una vez que pasó el partido amistoso, empezó a configu­rar el equipo de fútbol. Pidió prestado varios jugadores al club deportivo Nacional. Aceptaron y le enviaron la cotiza­ción. En ese momento decidió abrir una cuenta a nombre del club.

Pero en los bancos le indicaron que había una prohibición. En el historial constaban 5 cuentas cerradas anteriormente. De todos modos asumió los gastos con su dinero y con su chequera. Así armó el equipo para el campeonato local.

El STAR estaba mucho más consolidado y Eduardo buscó ahí jugadores. Consiguió a Enzo Rodríguez, Darío De Negri, y Luis Valdiviezo. Así se estructuro el primer equipo.

El arquero titular era el Gato Ramírez, pero debió buscar­se un suplente debido a su baja estatura. El Nacional pres­tó a Robín Pico. En la defensa, los juveniles Omar Ledesma, Enzo Rodríguez, Wellington Paredes.

En el medio, Imer Cherres, Darío De Negri, Nina ex jugador del Valdés Sporting Club. En la delantera, Jaén, Leuson Le­mus y Max Mesías. Como director técnico Vinicio Ron, más conocido como el Torito Ron.

Con este equipo base llegaron a ser campeones provincia­les. Hizo lo que no se había conseguido en mucho tiempo. Esto sirvió como boleto para jugar el zonal, luego el nacional.

Llegaron a las finales en Cuenca. Allí fue el partido más re­cordado contra el Cruz de Vado, que fue derrotado. El festejo fue general en Riobamba, pues el Olmedo retornó al profe­sionalismo de la serie B del Campeonato Nacional de Fútbol.

En la celebración hubo una caravana motorizada de 100 carros. Se pararon en las famosas cascaritas, en Alausí y después entraron triunfantes a la Sultana de los Andes. Allí los aguardaban miles de personas para mirar a los jugado­res que les devolvían la esperanza de ver fútbol de primera categoría. A la par, y ya en el plano familia, su padre luego de felicitarlo le pidió que dejara el cargo.

PUNTOS IMPORTANTES PARA TRIUNFAR

Se debieron tomar varias medidas, la concentración con los jugadores era muy riguroso, se rentaron tres casas equi­padas para que tuvieran todo lo necesario. Allí fueron al­bergados los jugadores extranjeros.

Max Mesías, de primera categoría e importante para el engranaje del equipo, era propiedad de El Nacional. Y solo fue entregado bajo venta completa con un pase valorado en 20’000.000 de sucres. Luego de las gestiones, Ecuatoria­na de Cerámica lo compró y cedió al club.

El Coronel Carlos Mendoza, un riobambeño al que le die­ron el pase a la Brigada Blindada Galápagos, a pocos días de ser ascendido a General y como hermano de un buen amigo de Eduardo, le solicitaron la cancha de la brigada para entrenar. Su desprendimiento y respaldo fueron im­portantes. Los acompañaba en los partidos y cubrió algu­nos pasajes. Era una persona que tenía claro lo que podría significar un logro deportivo.

1994 LA SERIE B

La misión fue cumplida, el ascenso a la serie B era un hecho gracias al apoyo de la hinchada. Eduardo entonces decidió se­pararse del club porque el nuevo reto requería armar un equipo más fuerte con más exigencias.

A mediados de enero, como si la hinchada supiera sus in­tenciones, otra vez los tambores sonaron fuera de la oficina de Granizo: eran la barra de los Bullangueros. A través de ellos, la hinchada le pedía que continuara a la cabeza.

La presión fue intensa, los seguidores estaban dispuestos a hacer concesiones: no importaba si el equipo no subía a la ca­tegoría A, aunque eso significara permanecer unos 5 años en la B. Eduardo aceptó siempre con el apoyo de los amigos y de la familia.

Eso sí, trazó una nueva hoja de ruta. La primera gestión fue llamar al DT. Vinicio Ron, pero declinó la invitación, pues tenía claro que con el cuadro de jugadores de ese momento no lle­garía lejos.

A excepción de Cherres, Ramírez, Omar Ledesma y Max Me­sías, no contaba con nadie más el Olmedo. Sabían que el Na­cional no les prestarían sin dinero de por medio. A grandes males, grandes remedios, Eduardo acudió a un conocido de las aulas universitarias y presidente en ese entonces del Deportivo Quito, Tommy Schwarzkopf.

Lo hizo en vista que los arqueros se devolvieron a donde per­tenecían y que cualquier cosa era en venta definitiva. Había que buscar, Tommy le comentó que tenía a Jorge Corozo. Eduar­do no sabía mucho de él y lo miró en entrenamiento.

Su estampa de 27 años lo impresionó. Tommy se lo ofrece por 25 millones de sucres. Eduardo regresó a Riobamba con la idea fija de conseguir dinero. Solo que esta vez pidió que Co­rozo viajará a la Sultana para mostrar su imponente estatura y convencer así a quienes no querían invertir en el fútbol. Lo con­siguió y compró los derechos del jugador y de otros 10 en total.

Era un elenco joven con buenas condiciones físicas, pero que no habían trascendido en sus respectivos equipos. Landin fue adquirido al Aucas; Orfilio Mercado del STAR; para la mitad de la cancha se compró los derechos deportivos del Luis Poso (El Colorado) y Héctor Gonzáles (El Pipa) de Liga Deportiva Univer­sitaria.

Igual se hizo con Raúl Nieto de la Católica, de Filanbanco a Wilmer Lavayen, de Liga al Pipa Gonzáles. También a Darío de Negri, Carlos Caicedo de Técnico Universitario, como técnico se lo puso al Bocha Armendáriz, pero a los dos meses no había buenos resultados y se lo cambió por Luis Ordoñez.

El Olmedo empezó a ganar, pero el desgaste bajó su rendi­miento otra vez. Fue contratado el DT Francisco “El Tano” Ber­tocchi, quien encuentra un equipo preparado pero sin un líder, inseguro y sin fe en los mismos jugadores. Lo consiguió y subió a la categoría A, luego de muchos años de ausencia.

No fue fácil. En ese momento se sentía el fantasma del an­ti-fútbol que rondaba en la FEF. Los intereses diferentes al fút­bol complicaron más las cosas. Sin embargo, en un estadio lleno de aficionados con alegría y patriotismo se enfrentaron al poderoso 9 de octubre en el partido final para el ascenso.

Eduardo tuvo un “Deja Vu”. Ese instante lo vivió en su infan­cia y esta vez triunfó. Su padre volvió a felicitarlo y le insistió que dejara el encargo. Eduardo no acogió la sugerencia. Las in­versiones eran cuantiosas y la responsabilidad máxima. Había préstamos. Estaba metido hasta el cuello.

DE REGRESO EN LA SERIE “A”

1995 LA SERIE “A”

En aquél tiempo vivían en Riobamba unos120.000 habitan­tes y solo se esperaba que llenaran el estadio unas 16.000 personas. Era todo un reto, pero se confiaban en los jugado­res contratados: Jorge Corozo, Max Mesías, Denegri, Pipa Gon­záles, Wilmer Lavayen, Wellington Paredes. Se contrató a cua­tro uruguayos: Walter Pose, Coco Aires de los más recordados.

El campeonato era de 12 equipos, la mayoría de Quito y Guayaquil, y se dividía en dos, uno para jugar el no des­censo y el otro grupo para campeón en dirección a la Copa Libertadores. Olmedo jugó en el no descenso y llegó como primero en esta liguilla.

1996

Con esta primera incursión, para el siguiente año se ana­lizó la experiencia del anterior. Se contrató otra clase de refuerzos mucho más importantes, pero conservando la misma base. Se jugó la liguilla pre-libertadores, entre 4 equipos, y el Olmedo llegó de cuarto al cierre.

1997

Se llevó adelante la misma estructura de jugadores na­cionales. La expectativa era alta, pero lamentablemente no fue así, aunque tampoco se padeció por el descenso.

1998 y 1999

El equipo volvió a la liguilla pre-libertadores con su base de jugadores, pero con un dato adicional: Eduardo viajó a la Argentina para buscar jugadores. Experimentó con brasile­ños que no se aclimataron y de uruguayos que no rendían. Contrató como DT al Turco Asad, también a Cristian Gómez al Topo Vera, y a unos dos jugadores. Sorpresivamente Asad no llegó por razones todavía sin esclarecer. Eduardo pensó que el turco prefirió dirigir al equipo argentino Almirante Brown. Dos días antes le llamó para decirle que no iría. Fue un golpe duro a la fe por el club. El reemplazo fue el argen­tino Miguel Ángel Leme, brazo derecho de Bilardo. El equipo estuvo bien hasta julio, cuando ocurrieron actos de indis­ciplina. Tuvo problemas con jugadores tanto de trato como de manejo. Se decide separar al DT y éste trucó un docu­mento en el que señala que le prestó a Eduardo Granizo $100.000 y plantea una demanda que no progresó. Eduardo ganó, pero se sumaron desilusiones hacia su persona.

2000

El equipo jugó la Pre-libertadores a finales de 1999. Eduardo llamó al turco Asad y esta vez aseguró que vendría. A la par, el Aucas se quería llevar a tres jugadores del Olmedo y les había hecho firmar tres pre-contratos.

Para entonces, Eduardo y Rodrigo Paz tenían buena amistad. Le contó lo que pasaba y su intención de quedarse con Cristian Gómez, pero éste quería irse a la Liga de Quito. Paz le ofreció un pre-contrato el cual establecía que si Cristian seguía en el Olmedo, al año siguiente iría a la Liga.

Mientras, el topo Vera ya había firmado con el Aucas. Fleitas fue traído en uno de sus viajes a la Argentina y se integró también al equipo a Pacheco.

La alineación que llegó a ser ideal estuvo integrada por el Arquero Jorge Co­rozo; marcador derecho Orfilio Mercado; centrales Marcelo Fleitas y Xavier Cai­cedo; marcador izquierdo Wellington Paredes. En el medio Imer Cherres, Cholo Brito y por izquierda el Pipa Gonzáles; como enganche Wilmer Lavayen, en la delantera Cristian Gómez (Camello) y Oscar Fernando Pacheco (Esqueletor).

Por primera vez se jugó una liguilla con 6 equipos, mientras que la relación era inmejorable con Rodrigo Paz, alto directivo de Liga Deportiva Universi­taria. Pero como nada es perfecto, el domingo 5 de noviembre del 2000, el Olmedo enfrentó un empate muy trabajado en un partido que terminó con el marcador de 3 por 3. Esto derivó en el descenso de Liga y en la clasificación a la liguilla de CD. Olmedo.

El asunto era muy complejo luego de todo lo que había hecho Rodrigo por el equipo. Sin embargo, ahí se miró su humildad como dirigente. Se jugó la liguilla final y para complacencia en el séptimo partido ya se había logrado el campeonato cumpliendo así varias de las profecías que se entonaban en los cánticos: “Salve invicto campeón centro deportivo Olmedo” “Olmedo irá a la copa”.

Iniciar una participación en torneos internacionales, en calidad de Cam­peón, era un hecho sin precedentes que enorgullece y que en su momento no se dimensionaba lo logrado: competir contra verdaderos dirigentes poderosos.

Ese fue el paso que necesitaba Riobamba para que los ciudadanos sin­tieran el progreso, según Eduardo Granizo,” porque lo mejor que debe tener una sociedad es personas con autoestima elevada, con credibilidad en todo sentido. Todos pueden tener el deseo de hacer cosas importantes en la vida, pero lograr es muy complejo. El resultado hace que crezca la sociedad, crez­can los pueblos, las ciudades y países”.

El incentivo por ser campeones superó el presupuesto de 1999. En el Es­tadio Olímpico de Riobamba se vendieron todos los boletos en el partido Olmedo-El Nacional. La expectativa era grande. Los demás equipos comen­zaron a admirar al Olmedo y a Eduardo. En eso influyó el triunfo que se trajo contra ESPOLI de la ciudad de Quito.

Esto fue así porque era un equipo aguerrido y ahí cuando ganó 3 a 1 fuera de casa, y al ser el cuarto partido, se tenía la convicción que el objetivo es­taba cerca, un estadio lleno de riobambeños en Quito que lo convirtieron en una plaza de toros con el olé ensordecedor en cada pase de los jugadores fue muy emocionante.

Los riobambeños residentes en la capital siempre extrañaban su ciudad y eso incrementaba su apego por el equipo, motivado también por los buenos resultados que se iban consiguiendo. Por eso la hinchada creció en los esta­dios de Quito. Las barras riobambeñas se situaban siempre al lado derecho de la tribuna. Los Bullangueros y El Ciclón subían los ánimos de los aficiona­dos por el aliento constante, sus canciones y la utilización de instrumentos.

La gente celebraba los triunfos del Olmedo con caravanas y concentracio­nes masivas en las calles. Su paso por Ambato siempre era bien recibido. Los riobambeños salían a recibir al equipo desde la Andaluza; otro punto de encuentro era San Andrés desde donde partían las caravanas motorizadas que venían triunfantes de Quito con banderas y pitos.

El festejo no fue de un partido en particular, sino durante seis o siete en­cuentros. La gente se aglutinaba frente al hotel y los jugadores se subían a la visera.

2003 ASCENSO

Su participación en la serie B fue fugaz, pues tras una buena campaña en la serie B el equipo volvió a subir a la serie A del Campeonato Na­cional de Fútbol.

2004 Quedó Subcampeón Nacional

Lo que le valió una nueva participación en la Copa Libertadores, fiel a su filosofía mantuvo plantilla y contrató cuatro refuerzos para que aportaran al plantel.

2005 La participación en Copa Libertadores

Se dio en el grupo número 5 con los equipos Nacional de Uruguay, Atlético Junior de Colom­bia, River Plate de Argentina, cuadros considera­dos de altos quilates a nivel Sudamericano. No obstante, se perdió la clasificación ese año, se­gún Granizo el árbitro perjudicó con sus decisio­nes al equipo, particularmente en el partido en Argentina, donde jugaba Macherano en su mejor momento, y varios seleccionados gauchos, el ar­quero Lux, un River muy poderoso. Los titulares de la prensa en Argentina hablaron del perjuicio que se realizó en contra del Olmedo.

Luego de muchos años de éxitos de torneos internacionales, la curva empezó a bajar, según Eduardo todas las instituciones deportivas sue­len tener esta clase de procesos. Clubes interna­cionales enfrentan varios años antes de volver a tener rendimientos.

En el caso del Olmedo, desde 1993 hasta el 2008, siempre fue en ascenso. El momento que desciende en el 2002 ocurrió mientras se encon­traba en los 20 mejores equipos de la FIFA, porque se jugó octavos de final de la Copa Libertadores.

Tanto así que en 2003 subió a la serie A in­mediatamente y quedaron campeones. En 2004 fueron bicecampeones del fútbol ecuatoriano, a pesar del recambio que se mantenía y del es­fuerzo económico que se hacía por mantener a la plantilla base del equipo y para reforzar el cuadro. La participación siempre fue estelar es así que en 2007 se jugó la Copa Sudamericana y en 2008, la última Copa Libertadores que ha jugado Olmedo.

En 2009

La intención era iniciar un nuevo proceso ya que se quería a los diez años reeditar el cam­peonato conseguido. Pero allí empezaron los problemas: Fue sancionado el Arq. Eduardo Gra­nizo por Luis Chiriboga, en mayo de 2009 por haber denunciado una serie de actos irregulares en la administración y del entonces presidente de la ecuatoriana de fútbol.

Se entregó la información al Fiscal de la Na­ción, Washington Pesantes, pero como su poder era tan grande e influyente, dentro del ámbito político y deportivo, se desató la persecución en contra de Granizo. Fue demandado y enfrentó tres juicios que duraron hasta el 2016. Salió im­pecable de ellos y a favor del pero saliendo de los mismos impecable y a favor de Arq. Granizo.

En 2012

Salió de la dirigencia por decisión de Chiri­boga. La hinchada comenzó a darse cuenta de lo complejo que era llevar un equipo. Aun así pasaron 4 años en la serie B, pese a la herencia que se dejó al club, tuvieron buenos jugadores, un nombre con prestigio y el ingreso al mapa in­ternacional del fútbol, dónde llegó a estar entre los 10 mejores equipos de Sudamérica y los 20 de la FIFA. Se dejó en el Club más de 100 copas en sus vitrinas y más de 20 reconocimientos en el portaestandarte.

El fútbol le dejó a Granizo grandes amigos por todos lados. Su nombre es reconocido a nivel nacional sobre todo por ser el primer ciudadano que denunció los actos de corrupción de Luis Chiriboga y por ser el primer campeón fuera de las grandes ciudades: Quito y Guayaquil.

ACIERTO EN LA COMPRA DE JUGADORES

Una comparación que lleva el Eduardo es, “Si uno va hacer compras con la cartera llena de dinero las hace en el Supermaxi y seguro comerá la familia sabroso y bien, pero sino se tiene mu­cho dinero seguramente no tendrá mucho qué escoger y quizá no sea tan sabrosa”.

Se debía ir casi con la cartera vacía a adqui­rir jugadores para el Olmedo, y viajaba de 3 a 4 veces al año a Argentina para recorrer canchas, buscar y conocer amigos y a presentarse con ju­gadores. Pero los partidos a los que asistía no eran los de primera división, pues no era su rea­lidad. Acudía a los de la primera B para abajo.

Hubo un factor importante en el fútbol, el ju­gador argentino con buenas condiciones siem­pre pregunta a dónde voy y si el Olmedo no te­nía nombre no era atractivo. Fue así que cuando ganó fama, Granizo pudo mirar prospectos en partidos de reserva y en formativas.

El jugador se informa también si un dirigente paga o no; si la ciudad está en buenas condi­ciones; si la alimentación es buena. Se informan de todo. El Turco Asad la primera vez no llegó al equipo, aun así eso no desalentó la idea de traer jugadores extranjeros por primera vez al Ecuador.

Granizo propuso en el seno de la Federación que el cupo de extranjeros se aumentara de 3 a 4 y los otros equipos le dijeron que estaba loco. Sin embargo, se aceptó la moción y eso abrió la posibilidad de que se mirara de otra forma este recurso.

Su filosofía lo llevó a armar los equipos por sí mismo. Los entrenadores le solicitaban ju­gadores para ciertas posiciones y Eduardo se los proveía. Y cuando no, les pedía sugerencias para hacer los acercamientos. Nunca dejó que los técnicos trajeran a los jugadores. Esa era su responsabilidad. Así evitaba que los diestros del balompié se fueran con los expertos cuando és­tos renunciaban o se los sacaba.

SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA EDUARDO GRANIZO

Cuando se le consultó si creía que habría una se­gunda oportunidad, hizo una pausa y a agregó que sería muy difícil. Eduardo Granizo empezó a cimentar lo que hoy es la Liga Pro y eso lo reconocen ciertos dirigentes que aún se encuentran en sus clubes. Es el caso de Francisco Egas, actual Presidente de la Ecua­toriana, quien dijo: “…el inicio para llegar a este logro fue con la participación frontal decidida y valiente del Arquitecto Eduardo Granizo”.

CONSEJO A QUIEN DESEA INGRESAR EN ESTA CLASE DE ACTIVIDAD

Hay que tener los pies sobre la tierra, uno debe sa­ber cuándo tiene que arriesgar, que no se quede en meras intenciones, pues hay que tomar decisiones.

100 AÑOS DEL OLMEDO

La mejor forma de festejar sería retomando esa posición privilegiada en el contexto nacional. Siendo un club respetable, dirigido por personas honorables, que piensen y sientan mucho compromiso con su dignidad y que tengan anhelos de crecimiento. Debe ser protagonista de la serie A, tomar esos calificativos como el “Ciclón de los Andes”, el “Mata gigantes”, y darles su justo valor para ratifica reescribir la historia gloriosa.

LA FAMILIA

Granizo ha manifestado que le causa mucha satis­facción el haber contado con el respaldo incondicio­nal de su familia durante todo este tiempo. Cuando se hizo cargo del Club, su hijo Moisés, su primogénito, tenía alrededor de un año y medio de nacido, desde esa edad lo acompaño en sus alegrías y tristezas.

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