LA ESENCIA DE LA FIESTA DE LA FRUTA Y DE LAS FLORES ES CELEBRAR LA VIDA, LA ALEGRÍA Y LA BUENA VECINDAD

El remezón descomunal se sintió como una gigantesca garra que abrió la tierra y modificó los paisajes campiranos en un diámetro de más de 1.200 kilómetros.

De acuerdo con la investigación del fallecido sismólogo José Egred, del Instituto Geofísico de la Escuela Politéc­nica Nacional, el terremoto de Ambato-Pelileo ocurrió a las 14:08 del viernes 5 de agosto de 1949. Sus efectos se sintieron en Tungurahua, Cotopaxi, una parte de Bolívar, Pichincha y Pastaza. Tuvo una magnitud de 6,8 grados en la escala de Richter y una profundidad de apenas 15 km. El epicentro fue localizado 20 km al nororiente de Pelileo. Como una de las consecuencias nefastas, el 75 por ciento de las edificaciones de Ambato fueron destruidas; el sacudón dejó 6.000 muertos y más de 100.000 personas sin hogar

“Era niño cuando ocurrió el terremoto, asustado salí a la calle y era difícil tener los ojos abiertos, el polvo flotaba por todos lados. Recuerdo que el cerro Casigana se vino abajo; las paredes de pie­dra pishilata y adobe se desplomaban y las tejas de los techos saltaban sobre la gente que corría despavorida. En la Iglesia Matriz unas 100 personas murieron entre sacerdotes, niños que hacían su primera comunión y gente que rezaba”, así recordó la tragedia el Agrónomo Vicente Gómez, años antes de fallecer

En ese escenario no es difícil de imaginar el ambiente de de­solación y tristeza que había por doquier. El estado emocional y psicológico de la gente era preocupante, a pesar de que vivían rodeados de preciosas campiñas frutales y florales.

Este color y belleza influyó para que se pensara en la realización de eventos culturales y agrícolas que levantaran el alicaído áni­mo de los sobrevivientes, mientras celebraban la buena vecin­dad, la fecunda producción de la tierra, la vida y la alegría.

El 17 de febrero de 1951, el Centro Agrícola Cantonal organizó la primera feria agroproductiva, pecuaria e industrial con un desfile en el que participaron las autoridades de aquél tiempo y los  estudiantes de algunos colegios.

Este desfile se mantuvo en los años siguientes, sin embargo, cuando la participación creció la Municipalidad se hizo cargo de la organización hasta 1962, cuando se creó un Comité Perma­nente que fue conformado por representantes del Municipio y del Consejo Provincial. La fiesta empezó a trascender los límites provinciales.

El 18 de abril de 1962, mediante Decreto Ejecutivo No. 568 firmado por el Presidente Carlos Julio Arosemena, la Fiesta de la Fruta y de las Flores (FFF) fue declarada celebración nacional. En 1966, la FFF se fusionó con el Carnaval y lo culturizó, con el fin de desa­parecer la mala costumbre del juego violento con agua.

Es por eso que referirse al Carnaval de Ambato es un desacierto. Lo que en la Tierra de los Tres Juanes se celebra es la Fiesta de la Fruta y de las Flores, cuya esencia es resaltar la buena vecindad, la solidaridad y el empuje reconstructor y comercial que carac­teriza a los ambateños.

Muchos consideran que la FFF tiene un gran toque femenino y eso es verdad, ya que gran parte de su esencia es la abundante producción agrícola.

En la actualidad, el Comité Permanente de la FFF es el respon­sable de planificar, organizar, coordinar y ejecutar las diversas ediciones de la Fiesta Mayor Ambateña. Este año, con el fin de retomar las raíces que plantaron los cimientos de la FFF, el Co­mité Permanente decidió devolver la celebración a los barrios y parroquias bajo el eslogan: “Rescatando el pasado, construyendo el futuro”, en su edición 69

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