LA HORA DEL ÍDOLO VIDA PARALELA DEL CICLÓN

POR: Aníbal Zambrano Zúñiga

El Centro Deportivo Olmedo es un club de larga tradición, prestigio y auténtica raigambre popular, enclavado en las raíces mismas del pueblo de Riobamba y Chimborazo. El equipo riobambeño es la institución en actividad más antigua del fútbol rentado ecuatoriano. Este 2019, con­cretamente el 11 de Noviembre, cum­plirá 100 años de fundación.

Y claro, de ninguna manera Olmedo podía dejar de militar en la Serie A. De ahí la importancia de su retorno al grupo de élite del balompié nacional, precisamente en el año de su cente­nario. ¿Qué mejor manera de celebrar sus 100 años de vida institucional, no les parece?

Sin duda que Olmedo es sinónimo de idolatría popular, ganada en mil batallas desde la época romántica del fútbol amateur, cuando se jugaba por amor a la camiseta, pasando luego por los inicios del profesionalismo en nuestro medio allá por la década de los años 70, hasta llegar a 1993, año en el que retornó a la Primera B del balompié nacional, tras 18 años de sentida ausencia.

Hay quienes sostienen que el nom­bre de Olmedo responde al hecho de quienes lo fundaron, entre ellos había ciudadanos guayaquileños que qui­sieron rendir homenaje a la memo­ria del gran patriota ecuatoriano José Joaquín de Olmedo.

Otras personas afirman que la de­nominación se debió simplemente al hecho de que fue fundado en una casa de la calle de ese nombre, en Riobamba, por entusiastas jóvenes cultores del más popular de los de­portes. Con el pasar de los años, este club social y deportivo acrecentaría su tradición hasta convertirse en el au­téntico abanderado del fútbol chim­boracense.

El tiempo se encargaría de moldear la figura de un ídolo en torno al Centro Deportivo Olmedo, producto de sus triunfos y éxitos en las canchas. De la entrega, corazón y garra que pusieron, en su momento, quienes lucieron su uniforme con los tradicionales colores azul y rojo.

La camiseta del Olmedo la vistieron grandes figuras del fútbol ecuatoria­no. Cuentan con orgullo que el gran Alberto Spencer Herrera, la mayor glo­ria de nuestro fútbol y quien paseó su clase por el mundo con el Peñarol de Uruguay, reforzó al Olmedo en algu­nos partidos interprovinciales, antes de emigrar al fútbol charrúa. Era muy joven entonces.

Como Alberto Spencer, el inolvida­ble ‘Cabeza Mágica’, otros jugadores porteños que destacaron en el fútbol

ecuatoriano venían a Riobamba los fines de semana por fe­rrocarril, corrían con la casaquilla del Olmedo y retornaban a su tierra luego de ganar algunos sucres que salían del bolsillo de dirigentes de la talla de Don Luis Felipe Izurieta, toda una institución en el ídolo del fútbol riobambeño… ¡Qué tiempos aquellos!

Rumbo al profesionalismo

El primer año en el fútbol profesional ecuatoriano tuvo momentos de incertidumbre, al comienzo el equipo de la Sultana de Los Andes pagó derecho de piso. La directiva presidida por Iván Jaramillo reestructuró el plantel y al fi­nal de la temporada 1971 alcanzó el derecho a militar en la Serie A del fútbol nacional.

De aquel elenco recordamos a Carlos Medrano, expe­rimentado arquero argentino apodado “viejo”, al defensa argentino Atanacio Centurión, a los peruanos Gerardo Del­gado y el goleador Italo Cavagñari, para nuestro gusto el mejor extranjero que jugó en el Olmedo.

Entre los futbolistas nacionales destacaron Rosewelt Castillo y Simón Bolívar Rangel, en tanto que entre los riobambeños brillaron con luz propia Tobías Cardoso, Vicente Montenegro, Víctor Hugo Cardoso y el “omoto” José Fernández.

En la temporada de 1972 se sumaron al equipo el de­lantero paraguayo Celino Mora, el volante uruguayo Nelson Díaz y el manabita Welford Enrique Párraga, jugador que por su calidad fue convocado a la selección ecuatoriana. Un gran elenco formó el ídolo riobambeño en aquella tem­porada, lamentablemente el fervor duró poco y el equipo se vino a pique hasta descender de categoría.

De 1974 a 1975 el Centro Deportivo Olmedo se mantuvo con altibajos en la primera división, hasta que perdió la categoría en una dramática definición que se disputó en el estadio Modelo de Guayaquil frente a Liga Deportiva Uni­versitaria de Cuenca. Fue un final de infarto pues el triunfo le correspondió al cuadro morlaco, en la lotería de los pe­nales.

Hasta allí llegó la participación del Olmedo en su primera incursión en el fútbol profesional ecuatoriano.

18 años de angustiosa espera

Sobrevino luego una época plagada de frustraciones y desconsuelos en la que el conjunto de la Sultana de los Andes luchó por largos 18 años la posibilidad de retornar al fútbol grande del país. En ese lapso Olmedo se mantuvo en la pelea por ascender, pero siempre se quedaba “por un pelo” a la vera del camino…

Ni siquiera aquellas frustraciones apagaron la llama de la pasión que siente su fiel y querendona hinchada por los co­lores azul y rojo. Cobró actualidad aquella frase: “los ídolos como el Olmedo nunca mueren, permanecen siempre en el corazón del pueblo”.

Lo importante y digno de destacar es que los hinchas y se­guidores olmedinos nunca perdieron la esperanza y estaban seguros que algún día se produciría el ansiado retorno, el mismo que por fin llegaría al final de la temporada de 1993. Olmedo se proclamó con todos los honores Campeón Na­cional de la Segunda Categoría con una sonada victoria de visitante en Cuenca por 2 a 0 sobre el equipo Cruz del Vado.

Aquella inolvidable final, Olmedo ganó con goles de Car­los Jaen y Daniel Ponce, se jugó en una fría noche cuencana el sábado 7 de diciembre de 1993, en el Estadio Alejandro Serrano Aguilar. Cabe destacar que al frente del Centro Deportivo Olmedo estuvo el Arquitecto Eduardo Granizo, mientras el técnico fue Vinicio Ron el ex delantero que in­tegró la Selección del Ecuador y clubes como El Nacional y Universidad Católica.

Simpáticas anécdotas

Panchito Vaca fue jugador del Olmedo en su época ama­teur y luego presidente de la institución. En alguna opor­tunidad nos narró una anécdota que la compartimos con todos ustedes. En Ancón, la tierra del legendario Alberto Spencer, Olmedo fue invitado a un torneo, la última noche hubo un baile al que se podía ingresar únicamente con terno y corbata.

El argentino Eduardo Botto, miembro de la delegación, no tenía corbata y por nada del mundo quería perderse el baile, así que se puso un pañuelo alrededor del cuello y les dijo a los que controlaban la puerta que le reclamaron “che, qué querés es una corbata argentina” y campante en­filó hacia la pista de baile.

La otra anécdota se produjo en los inicios de la participa­ción del Olmedo en el profesionalismo. En la primera fase del torneo, Olmedo anduvo en un bajo nivel competitivo que se tradujo en el escaso puntaje alcanzado apenas 3 puntos.

Barcelona vino a jugar en el Olímpico de Riobamba que lució lleno en toda su capacidad y superó al Olmedo por 1 gol a 0, habiendo sido favorecido por el árbitro guaya­quileño Daniel Cevallos, quien al parecer era un ferviente admirador de los “canarios”.

El público presente en el escenario, molesto por la acti­tud parcializada del réferi, reaccionó con violencia, levantó las mallas de la general, invadió la cancha y persiguió al hombre de negro, quien porque Dios es grande avanzó a llegar al camerino y salvó de milagro su pellejo. Claro que en su precipitada carrera recibió el impacto de algún objeto contundente en la cabeza lo que hizo que le cosieran 15 puntos en su cabellera.

Por este hecho se dijo, en aquella oportunidad, que el Olmedo de Riobamba hizo 18 puntos en la primera etapa del campeonato, 3 en la cancha y los 15 que le cosieron al árbitro Cevallos…

La vuelta a la Primera B

Desde los primeros días de enero de 1994 comenzó la ta­rea de contactar con entrenadores nacionales y extranjeros residentes en el país. Se decidió la contratación del ex fut­bolista y entrenador de las divisiones menores de Emelec, Ricardo “Bocha” Armendáriz. Los trabajos de preparación arrancaron en el estadio de la Brigada Blindada Galápagos, cedido por el General Carlos Mendoza, un riobambeño que brindó todas las facilidades al equipo como concentración previa a los partidos e, incluso, la movilización hacia las diferentes ciudades en las que le tocó jugar el elenco de la Sultana.

Inicio desconcertante

Olmedo tuvo un incierto comienzo en 1994, el “Bocha” Armendáriz no estuvo a la altura de las circunstancias y fue despedido luego de la quinta fecha del torneo nacional, tras la derrota en casa 0 por 2 con Liga de Loja.

La dirigencia olmedina llamó de urgencia al Profesor Luis Ordóñez, ex-futbolista del equipo y quien se radicó en Riobamba. Lucho Ordóñez asumió el mando técni­co justo a tiempo de enderezar el rumbo del Ídolo riobambeño. Las cosas mejoraron y los buenos re­sultados empezaron a llegar para contento de los seguidores.

La “luna de miel” entre la dirigencia del Olmedo y el técnico Ordóñez no duró mucho. Hubo divergen­cias de tipo económico y fue cesado en sus funcio­nes al no viajar con la delegación a Pascuales, en donde dirigió al equipo el asistente técnico Rubén ´Benítez, quien sacó un meritorio empate 1 por 1 frente al Calvi.

De manera inmediata se contrató al uruguayo Fran­cisco Tano Bertochi, ex-jugador de Liga de Quito y de la selección uruguaya. Bertochi dirigió al Olmedo en el último tramo del torneo de 1994 y su presencia coincidió con el repunte de rendimiento del atacante ecuatoriano Max Mesías, quien fue el máximo artille­ro de la Primera B con 15 goles.

En aquella temporada se produjo el debut del defensa central riobambeño Marco “Calavera” Ortiz, elemento que respondió positivamente a las exi­gencias y se ganó la confianza de la hinchada.

En Ambato se consolidó ascenso a la Serie A

Pocas fechas antes del final del torneo nacional 1994, Olmedo consolidó su posición de firme candi­dato a lograr el ascenso a la Serie A para el próximo año al empatar 2 por 2 con Técnico Universitario, en condición de visitante. El estadio Bellavista registró la mayor asistencia del campeonato con 15 mil per­sonas en sus graderíos, de las cuales no menos de 6 mil fueron riobambeños que viajaron expresamente a la vecina ciudad.

Con goles de Max Mesías Caicedo y Darío De Ne­gri, Olmedo se puso en ventaja en medio de la ale­gría de los hinchas riobambeños. Pero se interpuso la mano de un mal árbitro, Daniel Espinoza, quien primero expulsó a 2 jugadores olmedinos (Ímer Chérrez y Héctor González) y luego hizo jugar más de 5 minutos de descuento hasta que llegó el gol agónico del elenco ambateño para el definitivo em­pate a 2 goles por bando.

En resumen, tres técnicos dirigieron al Olmedo en la temporada 1994: Ricardo Armendáriz, de breve paso ante los malos resultados; Luis Ordóñez, quien le dio estructura de conjunto al ídolo riobambeño; y, finalmente, el uruguayo Francisco Bertochi que le dio el soñado ascenso a la serie grande luego de una exitosa campaña.

El “turco” Julio Daniel Asad, entrenador argenti­no pasó a la historia del fútbol chimboracense al conducir al Olmedo a la conquista del título de campeón del fútbol ecuatoriano ante la sorpre­sa generalizada, pues fue el primer equipo de los considerados chicos en lograr la corona máxima. El Centro Deportivo Olmedo fue identificado a nivel nacional como el equipo tumba gigantes y además fue el primer club que obtuvo el cetro de campeón que puso fin a la hegemonía de los clubes de Pi­chincha y Guayas.

El año 2000 y el título del Olmedo

Contra todo pronóstico, el elenco de la Sulta­na de Los Andes se coronó campeón del fútbol ecuatoriano, justo al empezar el nuevo milenio y desató la locura popular (en el buen sentido de la palabra). Olmedo armó un equipo bien balan­ceado integrado por jugadores de experiencia y trayectoria, con extranjeros que marcaron la dife­rencia: Marcelo Fleitas, zaguero central uruguayo; los argentinos Oscar Fernando Pacheco, a quien apodaron Pachegol; Cristian el “camello” Gómez y Claudio el `´piojo´´ López.

El concurso de los futbolistas nacionales Jorge Corozo (Corozao), un arquero sobrio y rendidor a quien el público en los graderíos alentaba con los gritos de ´Corozo diputado´, como presagian­do que llegaría a ganar una curul en la Asamblea Nacional en la que al momento es uno sus legis­ladores; los defensas Orfilio Mercado, Javier (capi) Caicedo, José Luis Perlaza y Wellington Paredes; los volantes Ímer Chérrez, Darío De Negri y Luis el “Gordo Lucho” Caicedo; y los atacantes Teodoro Jauch y Cristian Calderón, entre otros, integraron el equipo del Olmedo en la temporada 2000.

Cabe resaltar que, como feliz coincidencia, en el año del título de campeón, quien escribe este relato junto a mi hijo Máster Guillermo Zambrano Pontón y al Lic. Pedro Caiza Ruiz, el popular “Tron­co”, integramos el staff del programa deportivo La Hora del Ídolo, que se transmitía en TV Sultana y que gozó de una gran audiencia y credibilidad. Mo­destia aparte, creo que tuvimos buena espalda, sin duda.

Los emocionados festejos del campeón

Tenemos grabados en nuestra memoria los festejos emocionados de los riobambeños aquel domingo 17 de diciembre del 2000, luego del em­pate del Olmedo en Quito, en el Estadio del Sur frente al Aucas 2 por 2, resultado que le puso a las puertas de obtener el título de campeón del fútbol ecuatoriano. Sólo faltaba que otro resulta­do se de en el Clásico del Astillero que se jugaba en la tarde en Guayaquil, en el que Emelec se im­puso a Barcelona y entonces el camino se allanó para la conquista del histórico título del elenco riobambeño.

A nivel nacional los medios informativos no lo podían creer, les parecía imposible que un club de los llamados chicos lograra la corona de campeón. Poco a poco fueron reconociendo la legitimidad de la conquista a la que calificaron de “hazaña”.

Mientras tanto en Riobamba se vivió un verda­dera locura: hombres, mujeres, jóvenes y niños salieron a la Avenida Daniel León Borja, la prin­cipal arteria de la ciudad, a celebrar con euforia el título de campeón del fútbol ecuatoriano. Los abrazos entre propios y extraños menudearon, to­dos felices festejaban la inédita conquista de su equipo.

Olmedo tuvo que esperar hasta el próximo miércoles para enfrentar a El Nacional en el le­gendario Olímpico y aunque perdió aquel partido, se dio el lujo de dar la vuelta olímpica ante sus hinchas que como nunca abarrotaron los grade­ríos del escenario.

Debut en Copa Libertadores

El Centro Deportivo Olmedo clasificó a su pri­mera Copa Libertadores de América, el principal torneo futbolístico del continente en la edición de 1971. Debutó en Montevideo, Uruguay, frente a Defensor Sporting, en el estadio Luis Franzini. La victoria 3 por 2 fue para el conjunto charrúa que tuvo que bregar intensamente para conseguir los 3 puntos. Los goles olmedinos fueron del argen­tino Daniel Landril y del ecuatoriano Edison ´Oso´ Maldonado.

Quien suscribe esta reseña fue testigo presen­cial del debut internacional del Olmedo en la ca­pital uruguaya. En el hotel donde se alojó la dele­gación la presencia de los periodistas uruguayos fue masiva y el más solicitado fue Marcelo Fleitas, quien nació en Uruguay pero desde muy pequeño residió junto a su familia en Buenos Aires.

La vuelta del Ciclón de Los Andes a la Serie A

En el torneo ecuatoriano de 2018, Olmedo militó en la Primera B y al final de la temporada se ubicó en cuarto lugar y logró el ascenso a la serie de privilegio, junto a Mushuc Runa, América de Quito y Fuerza Amarilla de la provincia de El Oro. Este año el conjunto riobambeño participa en la deno­minada Liga Pro, en la que debutó el sábado 9 de febrero en el estadio Casa Blanca frente a Liga de Quito, vigente campeón del balompié ecuatoriano.

El resultado final fue un triunfo agónico de los Albos por 3 goles a 2. Los tantos olmedinos marcaron Luis ´Chucho´ Bolaños de tiro penal y el defensa argentino Nicolás Ortiz. En general, Ol­medo dejó una buena imagen en su debut frente al campeón y se espera que los buenos resulta­dos acompañen al equipo que dirige el argentino Ricardo Dillon, quien fue ratificado como técnico por la directiva que preside la Ing. Mayra Arguello.

Olmedo mantiene la base de jugadores de la temporada anterior en la que destacan futbolis­tas como el ´Chucho´ Bolaños, Kléver Triviño, Mar­vin Corozo, Aurelio Nazareno, John Carabalí, Kevin Mina, Alexis Tenorio, entre otros. Contrató para este 2019 a los nacionales Jefferson Sierra, Carlos Ortiz (tercer arquero), Dyson Méndez, José Mendo­za, Sergio Bone, Dennis Quiñónez, Marco Posligua y Juan Carlos Villacrés.

Cinco argentinos refuerzan a la escuadra rio­bambeña: Iván Brun, arquero de 34 años que jugó en el Petrolero de Bolivia la temporada pasada; Nicolás Ortiz, defensa central que militó en Quil­mes y Gimnasia y Esgrima de La Plata; Ángel Viotti, volante derecho que fue el único ratificado del año anterior; Muriel Orlando, centro delantero de 29 años que viene procedente del Cobresal de Chile; y Fabio Durán, atacante por fuera.

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