Los zapatos viejos del empresario

“Nací en la parroquia San Buenaventura de Latacunga estudié en la escuela Numa Pompilio Llona hasta tercer grado, luego mi padre le llevó a estudiar en Latacunga en la escuela Isidro Ayora, allí por primera vez usé calzado tenía siete años de edad, mi padre trajo esos zapatos, éramos diez hermanos en medio de una situación económica limitada de mis padres”. Recuerdo que no quería ponerme los zapatos pues notaba algo raro en ellos, pero no había otra opción, apenas hace una década mi padre me confesó que lo raro era que fueron zapatos para mujer que fueron encontrados en la basura…. fui uno de los primeros que viajaba a estudiar en la ciudad, bajaba a la escuela caminando cuando había dinero cogía bus, en esa época el pasaje costaba dos reales o una peseta de 20 centavos, no tenía para las colaciones y a veces regresábamos pie con la “gallada” de compañeros. En 1965 me matricularon en el colegio Ramón Barba Naranjo, mi padre quería un colegio técnico pues veía el valor de la mecánica al trabajar en la Cervecería La Victoria, sufres discriminación por ser indígena pero debías sobreponerte, el deporte me ayudó era un voleibolista, basquetbolista y futbolista, y al final me llegaron a tener aprecio las autoridades. Ganaba 10 sucres jugando vóley y tenía para los gastos de toda la semana

Vivir la pobreza me ha servido para superarme mi padre, un carpintero que aún lo tenemos con nosotros, me educó con transparencia y responsabilidad, varios turnos ayudaba a llevar la cebada de los vagones que venían desde Canadá, teníamos el turno de las diez de la noche, mi padre me daba unos cartones y me acostaba debajo del caldero por el frío,me hacían despertar para bajar la carga ganaba dos sucres, después del trabajo me iba a dormir y a las cinco de la mañana iba a casa en la bicicleta de mi padre y luego al colegio.

Mis mejores amigos eran mi primo Oswaldo Terán, además de Alcides Chasiguasin, Hernán Canchignia, Gonzalo Pacheco, Marcelo Vega, gente de campo que nos uníamos siempre compartíamos algo, de regreso podía coger un pan y un plátano en una tienda, cada semana mi padre pagaba el refrigerio me gradué en julio de 1972.

Quise ser militar también, mi padre no tenía para depositar los 14.00 sucres como garantía, vendí una bicicleta para comprarme el terno para ir a Quito a rendir los exámenes, hacer esos depósitos económicos era muy difícil. Me dieron un trabajo en una fábrica en Quito, trabaja y cuidaba la empresa, además dormía ahí solo, trabaje dos años, regrese a Latacunga en 1975 y contraje matrimonio con Judith Sinchiguano, tres hijos nos cambiaron la vida. Trabajé en INDACO donde se hacían las limas y las brocas, esa empresa cerraron, de los ahorros de tres años me compré una entenalla, un yunque, una suelda, con eso arranque mi empresa, mi padre me regaló un combo. Empecé a trabajar, hice una ventanas y puertas para la Ciudadela Los Nevados, proyecto del Banco de la Vivienda, trabajé en la empresa Scuar Andina, como Jefe de Planta ganaba 250 sucres. Salió otro contrato del Banco de la Vivienda, no podía pedir permiso y renuncié para emprender en lo propio.

Comencé a fabricar las carretillas, el ferretero te pedía y te pagaba después de uno o dos meses, no tenía ese capital. Acudí a los Bancos no confiaban en mí no tenía que dejar de garantía, trabajaba de cinco de la mañana a once de la noche, mi tío Wenceslao Culqui, me llevó al Banco de Fomento y puso como garantía la camioneta vieja que tenía, recibí 80.000 sucres de crédito. Trabajé con los chulqueros y pague mucho dinero me tocó vender todo lo que tenía para salir de esas deudas al final vinieron otros tiempos cuando desarrollamos unos paneles muy útiles en el mercado, luego de ver unos catálogos que trajeron de España.

En el 2003 el Banco del me apoyó con capital de 60.000 dólares y hemos desarrollado desde allí, cuatro empresas, trabajando con responsabilidad y honestidad.

El éxito de los hijos la mitad es de los padres, cuando mis hijas se graduaron les dije que estudien temas afines a las empresas, que han crecido porque mis hijos están al frente y eso me tiene muy orgulloso tuve propuestas políticas pero no me interesan tanto como apoyar al centenar de trabajadores que están con nosotros y sus familias, mi hijo está en el ámbito político y espero sea alcalde de la localidad, eso me dejaría muy satisfecho. Pensamos hacer una campaña modesta y transparente, no somos politiqueros y no queremos mezclar la empresa con estas aspiraciones de mi hijo Oscar Culqui.

Cada persona debe disfrutar de lo que hace por ello, dentro de la familia quienes desean se involucran en el negocio y quienes no simplemente toman  otro rumbo en algunos casos les va gustando el acero, la metalmecánica, la administración de las empresas y eso es bueno pues en el futuro quedará todo en sus manos.

Tengo cuatro nietos y un yerno que es el hombre eje de la empresa, tenemos maquinaria de alta tecnología, él está al frente de todos estos elementos, nos llegaron sistemas robóticos que pondrá a la empresa en otro nivel en el contexto del centro del país, vamos a repotenciar una empresa que acabamos de adquirir en el sur y así seguimos expandiéndonos.

Quiero verle a mi ciudad diferente, no vemos un área verde un paso a desnivel, no hay una buena semaforización, está lleno de baches todos los empresarios aportamos pero es no alcanza la ciudad está postergada en comparación a otras ciudades, es necesario cambiar esa visión y espero que si mi hijo está en ese ámbito lo demuestre, muchos sin hacer nada quieres seguir en esos espacios. ¿Por qué quieren reelegirse? volver los mismos de siempre, tener cerca el poder económico definitivamente eso es una droga que hace daño, llegan al poder se olvidan las promesas, se preocupan de su situación económica personal y no cumplen lo que ofrecen.

Estaré detrás de mi hijo, compartiendo la experiencia que Dios y la vida me ha dado, buscaremos un gran equipo, pero que no sean los mismos, sé que terminar la corrupción es difícil, pero confío en que vamos a demostrarles que se pueden hacer las cosas bien, con manos limpias de verdad sé que Oscar llegará a administrar esta ciudad. Tenemos nuevos horizontes, esta es una empresa familiar está en trámite la formación de una compañía y quedará como patrimonio familiar para todos, al final de ese se trata la vida, trabajaré hasta cuando tenga fuerzas, disfrutaré de todo lo que pueda ahora, mirando como cada uno de nosotros somos parte del legado de una familia humilde pero trabajadora.

Han pasado tantas cosas en mi vida, pero sé que cada una de ellas ha permitido ser el hombre de bien que soy y poder tener la mejor herencia, el respeto y la honestidad que la inculco en los míos, que saben que cuentan conmigo siempre. De aquellos zapatos que me daban vergüenza he llegado a ver que mi vida de esfuerzos y sacrificios y mi familia, por el contrario ahora me llena de mucho orgullo, cada momento, cada espacio compartido, cada logro es una alegría más en el corazón de mi esposa y en el mío. Soy sin duda bendecido por todo lo que recibí y por qué sé que una crisis siempre es una oportunidad.

 

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