UN LUJO DE PERIODISTA CESAR AUGUSTO HERRERA EL ADN DEL OLMEDO

Un periodista no necesariamente se hace en la aulas. Como en todas las profesiones hay personas que, en base al trabajo, a la práctica, conocen y dominan cier­tas profesiones.

Levantan una nota a máquina de escribir, es hablar de una virtud que vencía al tiempo. Equivocarse era descon­solador, en un ambiente hostil para el periodista. Era una profesión mal pagada y para personas con verdadera voca­ción. La familia siempre era relegada.

Lo anterior describe a César Herrera, de 93 años. En él se combinan perfectamente la prudencia, la transparencia, la valentía y la humildad. Está considerado un caballero de la comunicación difícil de emular. Dejó huella en el periodis­mo del país.

Fue corresponsal de El Universo, Ultimas Noticias, articu­lista de Diario La Prensa, entre otros medios a los que el de una manera desinteresada ofreció su trabajo. Es padre de 6 hijos y está casado con Anita.

Hacía de esta profesión una herramienta de servicio a los riobambeños. Desde niño era un deportista consuetudina­rio, amante de la lectura. Su revista favorita fue el gráfico de Argentina. Se vinculó al Olmedo muy joven como fútbolista.

De mirada dulce y sonrisa fácil al hablar del Olmedo, recuerda que uno de los presidentes que empujó en los primeros años al Centro Deportivo Olmedo fue el costeño Luis Felipe Izurieta. Él tenía un hermano que traía los pe­riódicos en el mixto o tren. Entre los equipos que menciona que participaban en el campeonato amateur nombra a Vi­llagomez, La Salle, El Ferrioviario, los Antonianos, El Prado. Recuerda cuando practicaba el fútbol, que antes era una cosa de amor a la camiseta.

Luis Felipe Izurieta Tamayo antes traía a jugadores de la Costa para reforzar al Olmedo. En esa época, el Gordo Izu­rieta participaba en la conformación y refuerzo del equipo. En ese contexto se trajo a jugadores como Pedro Gando, Cucho Gómez, un morenito Paterson, y hasta el mismo Al­berto Spencer. El equipo se volvió un verdadero imán de hinchas.

Una época que marca historia, gente de barrio como la del Ferroviario, de la Panadería se iban armando, formaban equipos competitivos para jugar partidos semiprofesiona­les en la época de las Fiestas del 21 de Abril.

Antes las peluquerías eran claves. Eran parada obligada para todos los habitantes. La del señor Niama, Olmedista a muerte, era el punto de encuentro de propios y extraños de esa época. Esta ubicada por donde ahora es el correo en la calle 10 de Agosto. Allí solo se hablaba de fútbol y fue allí que se armó el equipo profesional con jugadores como Medrano, Atanacio Centurión, Claudio Delgado, Buris, Mu­rieda. Con ellos se prepararon los partidos con un quiteño como técnico.

El estadio tenía piso de tierra en 1926. La tribuna era dis­tinta de madera con pilares, la cancha con alambrada de púas. Ese estadio fue testigo de las primeras olimpiadas que se realizaron en el Ecuador en 1919. Era un escenario bello y singular. César Augusto Herrera abanderó la protes­ta para que no se derrocara la tribuna

MOMENTO DE INFLEXIÓN RETORNO DEL PROFESIONALISMO

AL FÚTBOL DE CHIMBORAZO.

Olmedo FUE al profesionalismo en 1971 y descendió en 1976. Cuando eso suce­día desapareció la AFNACH y se quedó Chimborazo sin fútbol en 1976, 1977, 1978, 1979, 1980, 1981, 1982 con la idea de César Augusto Herrera, Guillermo Vallejo, Galo Barreto.

Las radio emisoras de la ciudad se unieron y formaron el Círculo Deportivo Radial. Entonces comenzaron la campaña del retorno del fútbol profesional a Chim­borazo. Con las emisoras Puruhá y Tropi­cal, que eran las que mandaban en sinto­nía, difundían sus mensajes a las masas.

Había una institución llamada EM­PRODE y el Gerente Deportivo de esa ins­titución que manejaba la lotería deportiva golazo, fue entrevistado por José Aldaz. Y resultó ser el Lic. Denis Salvador, riobam­beño amigo.

Salvador se llevaba bien con el Pre­sidente de la Federación de Fútbol de ese entonces, Carlos Coello Martínez. Le contaron que debían 30.000 sucres a esa organización. Les dijo que pagaran ese valor y que les restituían los derechos profesionales.

Viajaron a Ambato, Quito, Guayaquil a promocionar y realizan un partido amis­toso entre el Técnico Universitario con El Nacional o la Liga de Quito. Antes del encuentro los visitó Patricio Salvador y él puso un cheque con el que se cubrió la deuda y les restituyeron los derechos en el fútbol profesional.

Luego se conformó la Directiva con el Dr. Fernando Guerrero a la cabeza; Guiller­mo Haro, vicepresidente; un dirigente del Guano Sporting Gato Almendariz como lo conocen nomina a José Aldaz como Secretario.

CURIOSIDADES

Cuando era dirigente del Ciclón An­dino se entregaban los uniformes a los jugadores para los partidos, pero se de­bían devolver para lavarlos. Eso no era un proceso fácil. Los entrenamientos eran a las 06:30 de la mañana.

El Papá de los señores Triviño, un tipo un tanto especial, algún momento le encaró a Cesítar y le dijo: “Usted a qué atribuye que desee hacerse dueño del equipo”. A lo que respondió que lo único que deseaba era que se levanten, que entrenen, que se preparen. El señor Tri­viño les calificaba como los vagos. Había en ese equipo personas de barrios como la Panadería, de Bellavista, el Vergel, de ahí salió Víctor Hugo Cardoso, quien sa­lió al Olmedo y luego a la Liga de Quito.

RECUERDOS SUELTOS

El Himno del Olmedo fue hecho por el Indio Feliciano.

Salve Invicto campeón fue compuesta por Mesie Borja.

En el año 2.000 Eduardo Herrera, hijo de César Herrera, fue Vicepresidente de Centro Deportivo Olmedo, año en que quedó campeón.

Una foto en el año 2000, el día de la ce­lebración del campeonato en la que apa­rece Patricia Herrera Hija de Cesar Herre­ra, él le está pidiendo a ella, a viva voz, que se bajara del 6to piso. Un momento preciso que fue retratado y que la prensa reprodujo, como expresión de júbilo por la consecución del campeonato, misma que dio la vuelta el planeta entero.

El Olmedo ha generado una lucha de identidad de una ciudad con el deporte.

El túnel antiguo del estadio, parecía eterno, oscuro, era una aventura atrave­sarlo.

Antes, las bandas municipales, milita­res y de la Policía, acompañaban los par­tidos del Olmedo que se volvían un ritual.

El domingo del riobambeño de esos tiem­pos estaba marcado por sanas costumbres. Ese día empezaba con misa, luego un plato de hornado y después acudir al estadio o al cine. La 10 de Agosto era un rumbo de encuentro con los amigos y amigas.

Reír, saludar, pasar por el parque Su­cre donde estaba el mejor pretexto para pasear “la retreta” y para terminar el do­mingo una buena comida en el Monte­carlo. Así lo recuerda Cesitar.

La familia Herrera se identificó toda su vida con el Olmedo, pues los domingos su vida giraba alrededor de ese equipo. Mientras Don Cesitar narraba en la radio el partido, su esposa atendía el bar del estadio, y sus hijos vendían cerveza en envases retornables. Eso hacían mien­tras el partido se desarrollaba. Cuando ganaba habia recompensa para la fami­lia y las ventas subían.

Una anécdota. Cuando El Olmedo iba a jugar una Copa Libertadores en Brasil, César y su hijo Eduardo viajaron también. Cuando regresaban, en el aeropuerto, la manga de salida se dividía en dos. Ya en la aeronave, su hijo se dio cuenta que su padre no estaba cuando la azafata pre­guntó por el señor que pidió pollo.

Cesitar se había ido a otra sala de espera. Se quedó en Sao Paulo y llegó después de dos días, luego de darse la vuelta por Chile y Perú

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